Benditos ‘entrepanes’
Esta semana ha sido el Día del bocata de calamares y aunque cefalópodos no vendemos, bien que nos gusta hincarles el diente y además nos viene genial como excusa para homenajear a otros must de las añoradas barras de bar nacionales que también se sirven entre pan. ¿Quién quiere uno?
El de calamares es sin duda un éxito, especialmente en Madrid, y también el de tortilla, pero tampoco venimos a hablar de huevos hoy… vamos a lo que os interesa a los que estáis leyendo un post en una web de carne, ¿no? Al montadito de lomo -¿adobado o sin adobar?, ¿con queso o con lechuga, tomate y mayonesa?, ¿o por qué elegir?-; al de pechuga de pollo -¿empanado o plancha?-… y también a uno que incluso tiene nombre propio e historia. Solo falta que también le pongan un ‘día D’. Nosotros, de momento, le pondríamos un altar y hoy le dedicamos unas líneas al Pepito de ternera.
Es tan simple como hacer un filete tierno y no demasiado grueso de tapilla, solomillo o cadera de ternera, vuelta y vuelta en un aceite en el que previamente habremos dorado unos ajitos laminados… ¡y al pan! La diferencia entre un Pepito mediocre y uno de echar la lágrima está, lógicamente en la calidad de las materias primas, que para ‘dos’ que son, merece la pena que sean decentes. De nuestra tapilla, que vendemos en piezas de casi 2 kg -fileteada o entera-, podemos obtener para unos cuantos, y después solo nos queda elegir bien el pan. Uno de chapata o un mollete de pan cristal de masa madre, hará las delicias de los que les guste el crujiente, aunque podéis elegir uno con más miga, ya que uno de los secretos para hacer de esta ‘receta’ un manjar es empapar ambas tapas en el aceite de la sartén hasta dejarla brillante.
¿Y de dónde viene este pincho tan popular en Madrid o Andalucía por ejemplo? Cuenta la leyenda (y Wikipedia) que se quedó con el nombre por el cliente de un bar llamado Pepe o Don Pepito para los amigos, que allá por los años 50 pedía siempre un bocadillo con el ‘medio bisté’ o ‘bistelito’… y claro, a los de al lado les entraba la gusa y pedían el bocadillo como el de Pepito.
Otro posible origen surge, según recoge nuestra fuente, en el Café de Fornos unos años antes, en 1933, tal y como explica el cocinero e historiador gastronómico Teodoro Bardají. Al parecer, uno de los hijos del dueño de este famoso café de tertulias de la calle Alcalá con Virgen de los Peligros que se llamaba José (aunque lo llamaban cariñosamente Pepito -era de esperar-), merendaba siempre bocadillos de fiambre, hasta que un día que haría frío, el muchacho pidió uno caliente, se lo hicieron con ternera y al final todo el mundo quería la merienda de Pepito. ¡Lógico!
Hace unos pocos años, Interovic, la Interprofesional del Ovino y Caprino de Carne, creó otro ‘entrepanes’ que nos conquistó, el Paquito de Cordero, con una campaña brutal ¡y página web incluida https://www.buscandoapaquito.com/! Se trataba de promocionar el consumo de carne de cordero y con la excusa crearon una maravilla de la que hace unos meses os proponíamos nuestra propia receta en redes sociales. Os la dejamos por aquí de nuevo por si os apetece hacerla ahora que su carne está más tierna que nunca… https://www.instagram.com/p/CGUeLmlipjV/.
Y vosotros, ¿habéis creado algún bocata carnívoro al que le hayáis puesto vuestro nombre y digno de tener un ‘día D’? ¡Escuchamos propuestas para promocionarlo!