La magia de Jerez te envuelve

La magia de Jerez te envuelve

Cuando a Carmen González del restaurante Zalacaín le trajeron los Reyes el estuche de jereces de Bodegas Altanza, no pudo resistirse a abrir el Palo Cortado y dejarse llevar por su aroma. Con buena música y un delantal folclórico, se puso a cocinar un estupendo ragú de jabalí que dejó a sus amigos con ganas de viajar.

Terminaron las vacaciones, terminaron los anuncios de turrones, de juguetes y perfumes… Y damos paso a los productos estrella, capaces de quitarte todo aquel exceso de kilos sin casi movimiento, esto sí que es un milagro, ¡y no lo de Lourdes!

Como ya os iba adelantando antes de las navidades, mi Yo interior se ha ido de ‘vacas’ o se ha fugado o qué sé yo, pero no hago más que llamarle a pleno grito, sobre todo los lunes y no está. Y mira que el domingo pasado cuando hablamos de que el lunes nos poníamos las pilas con todo, estaba súper convencido, me dio mi golpecito en la espalda y me dijo: ya verás Carmen, esta semana por lo menos te quitas 2 kg con lo que he preparado, -como veréis también es mi personal trainer-.

Pero no, no está, ni para decirme que no coma pan, ni para decirme que coma más despacio, ni que vaya al gimnasio a estrenar por fin ese superconjunto tan molón que me he comprado en las rebajas ni mucho menos para decirme que no me coma esa pieza de chocolate negro por la noche que aparentemente me puedo permitir todos los días…

Pues no, no está… Los que si están son mis regalos molones de Reyes. Es una pasada abrir regalos, vale que perdamos de vez en cuando a nuestro Yo pero a ese niño que llevas dentro, ¡eso que no se pierda nunca!

Pero vinieron las sorpresas…

A mi trabajo llegaron unos paquetes sorpresa que me encantaron, mi amiga Ariana me sorprendió con una de sus joyas de la colección Hõbe Happy & Luxury Jewerly. ¡Qué maravilla! Además de repente te cuenta con su bonito acento cubano la historia que hay detrás de ese magnifico colgante y consigue hacerte sentir única, como si ella se hubiera inspirado en ti para crear este bonito diseño… Qué magia tienen algunas personas, mi cubanita preferida, una de ellas.

Luego recibí un paquete súper bonito de la colección Roberto Amillo de Bodegas Altanza, como si fueran perfumes, pero noooo… era una pequeña colección de Jereces embotellados en unos lujosos frascos que consiguió que no pudiera resistirme a abrirlos y olerlos todos, qué bonito regalo, qué de historias en cada botella, qué ganas de probarlos todos y sobre todo qué ganas de compartir ese tesoro con tu gente.

No había terminado de disfrutar el día 5 de enero y no dejaba de pensar en aquellos frascos. He de confesar que le di un sorbo pequeño a la botellita de Palo Cortado y que mi Yo interior apareció así de repente para decirme al oído y muy despacito: “Carmen, que ya que está abierta podíamos servir un poco más ahora que tenemos un ratito libre”. Y yo muy firme a mis creencias le dije que no, que eso era para que lo degustaran en casa, pero siguió insistiendo erre que erre… -a veces me pregunto si tiene un problema con el alcohol, pero luego creo que es puro placer-. Pero estaba yo muy firme a mis decisiones, -¡cosa rara!-. Hasta que gritó CarmenDiem y ya sabéis el resto de la historia.

Lo tenía todo al alcance de la mano

Terminamos los dos -mi yo interior también cuenta-, con la botellita de Palo Cortado, pero era tan grande mi deseo de que mis amigos descubrieran este mundo tan apasionante como es el marco de Jerez, que aprovechando para darle las gracias a Bodegas Altanza por su gran detalle, compré una botella de Palo Cortado de 50 cl.

Tenía casa, tenía a mis amigos dispuestos a darse un buen homenaje, tenía mi jersey nuevo y mi colgante de Hõbe -que moría por ponérmelo-, tenía la súper colección de generosos de Roberto Amillo… ¿Y ahora con qué armonizaba todo? Y no hay mejor lujo que abrir el ordenador, pinchar la página de Solobuey y descubrir qué productos de temporada tienen. Se me ocurrieron un sinfín de cosas entre los que destacaron ragú de jabalí e incluso un poco de queso, ¡qué maravilla! Un clic y ya tenía todo en casa para empezar a preparar, en 24 horas todo en perfecto estado.

Un poco de música -Niña Pastori fue la elegida con la canción de Cai-, un delantal rojo que mi madre bordo en su día y que me hizo sentir muy flamenca, una copita de Palo Cortado -que como os dije había comprado en tamaño de 50 cl- y a cocinar.

Imagino que os preguntáis donde esta mi Yo, ¡tranquilos! Salió para decirme que gracias a su consejo yo hoy podía degustar un poquito mientras cocinaba uno de estos tesoros… A veces le odio pero cierto es que con esta copa en la mano, mi traje de faralaes -mi delantal-, y ese producto de Luis de Blas que llegó a casa perfecto; me sentía poderosa, me sentía ‘Faraona’… -bueno aquí me he pasado un poco-.

Así que mi Palo Cortado y yo nos ponemos ‘manos a cocinar’. 750 gr de ragú de jabalí, una ramita de apio, dos vasitos de palo PX y un chorrito de mi Palo Cortado -como veréis yo siempre poniendo mi toque CarmenDiem-, caldo de carne, una cebollita picada, zanahorias, un poquito de tomate casero, unas setitas, patatas y unos piñones -que según mi madre son esenciales-. Además le puse pimienta, unas bayas de enebro, unas hierbecitas de la Terreta -pebrella, laurel, romero…-.Y una ramita de canela porque no deja de ser afrodisiaca 😉 además de aportar un aroma especial. Sofrito y chup chup, ¡a esperar!

Ragú de jabalí carne roja

Entre amigos y buenos platos

Mesa puesta. Tal vez quede feo decirlo pero qué bonita me quedó, con su tabla de quesos, las botellitas de bodegas del marco de Jerez, su pan de masa madre -habían pasado ya algunos días desde las navidades y se nos habían olvidado los excesos por un ratito-, y luego el ragú de jabalí. Cómo olía la casa. Uhmmmmm…

Cuando llegaron me dispuse a ser la mejor anfitriona y no empecé ni con burbujas, ni con vino -algo que probablemente les rompió los esquemas-. Fui hablando de Jerez, de su magia y de su arte, de lo afortunados que éramos al tener aquello, un vino único en el mundo. Al principio se sorprendieron, incluso alguno que otro dijo que prefería una cerveza, pero yo seguí intentando impregnar de emoción la situación, porque aquellos líquidos ya habían empezado hacer su efecto en el aire y mi casa olía a mar, a tostados, a frutos secos…

Y es verdad que este vino no gusta a todos, pero cuando consiguen emocionarte ya se quedan para siempre. Mi consejo de hoy es que le den tiempo, que los huelan, que los beban tímidamente, estoy segura de que algún día sabrán disfrutarlos como se merecen.

Cuando serví la botella de Palo Cortado y expliqué todo su procedimiento y su bonita historia, ya habían quedado enamorados de la botella, pero poco a poco pudimos encontrar todos aquellos aromas encerrados creando un buen tema de conversación, y es que Jerez da para mucho, con toda esa magia dentro.

Describimos así el Palo Cortado Roberto Amillo de Bodegas Altanza: color caoba, aromas complejos y potentes, a fruta escarchada, especias dulces de pastelería. En boca es potente, sabroso, carnoso y muy largo, esa acidez que al principio resulta incomoda pero que te invita de nuevo a darle otro sorbo más, creando un mundo nuevo. “Estoy entre soleras” dijo uno. Y yo me reí, porque tal vez yo también viajé en su momento y ahora creo que mi Yo interior se quedó allí, tal vez por eso no lo encuentre, y entiendo. Yo también lo haría.

Lo bonito de la noche fue pensar que cada plato armonizaba muy bien con estos vinos y que con los quesos fue toda una grata experiencia y con el ragú de jabalí ¡ya ni os cuento! Y cuando tu gente se va de casa y por un momento te echas las manos a la cabeza al pensar lo que te queda por recoger, te sientas, sonríes y sabes que ese viaje a Jerez que habéis planeado seguro que sale y que lo que has disfrutado con ellos vale todo el oro del mundo. ¡Ayyyyy, qué felicidad! Es momento de servirse otra copa de esta maravilla.

Carmen González
Maitre y Directora de Operaciones
Restaurante Zalacaín

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