Los 110 años de Solobuey
Se dice pronto, pero han sido 110 años enteros, con su guerra, su posguerra, sus crisis y su pandemia. 40.123 días de esfuerzo, sacrificio, pero también muchas sonrisas, satisfacciones y alegrías, claro, ¡sino no seguiríamos aquí! Hoy, en la semana de nuestro aniversario, os contamos los 110 años de Solobuey.
En mayo de 1912, nuestro bisabuelo, Santiago de Blas, procedente de Murias de Rechivaldo, en León, abría las puertas de una pequeña carnicería en el 56 de la calle Serrano que se fue ganando una reputación en el barrio. 17 años después, en 1929, Santiago fallece y son sus hijos, Luis y José, quienes con su madre Ángela sacaron adelante el negocio. De hecho el último, se lanzó a inaugurar en 1952 el segundo local familiar en la no menos relevante calle de Recoletos, y nuestro apellido empezó a relacionarse con productos cárnicos de calidad.
En el 63 llega la tercera generación al negocio. Luis, hijo de José, asegura la continuidad de la empresa al sumarse también a la tradición carnicera familiar. Pero unos años más tarde, en 1985, su tío Luis se jubila y cierra Serrano. Su personal se traslada a Recoletos y empieza un crecimiento que no ha parado hasta hoy… Por aquel entonces se diversifica el negocio y se amplía la oferta: además de carnes selectas, empezamos a vender congelados y conservas y poco a poco nos vamos haciendo un hueco en el mundo de la hostelería. La demanda profesional crecía exponencialmente y en 1995, nuestro padre Luis funda la empresa Solobuey, que por aquel entonces solo tenía 7 empleados.
La firma ya tenía 84 años de solera cuando se incorpora al equipo María de Blas, hija de Luis, para imprimir un aire fresco y una nueva orientación al negocio. Sus ganas, diligencia y don de gentes la llevan a estar en ferias, a mantener relaciones externas con medios y a crear ‘familia’ con sus clientes y empleados. Unos años más tarde se incorpora su hermano Raúl.
El paso de la tienda de barrio a la gran escala
Fue en septiembre de 1999 cuando Solobuey da el salto a sus nuevas instalaciones. Llegamos a Mercamadrid, que a día de hoy sigue siendo nuestra casa, la de las 23 personas que nos dedicamos en cuerpo y alma a que las cosas salgan lo mejor posible, a distribuir las mejores carnes y productos selectos de gastronomía. Desde la nave de 1.000m2 en la que estamos podemos realizar todos los procesos de recepción de mercancías, despiece, envasado, refrigeración, congelación y maduración de carnes… y dar soporte a una clientela que, por suerte, no dejaba de crecer -incluyendo restaurantes de reconocido prestigio y anécdotas ilustres como que durante un tiempo servimos a la Casa Real…-. Pero no solo eso, porque desde entonces hemos ido ampliando también la oferta.
Llegaron el pato y sus derivados, ibéricos de bellota curados y frescos, especialidades gastronómicas, carnes exóticas, y también los quesos de alta gama nacionales y extranjeros, porque nadie como un Maestro Quesero Artesano como Luis, sabe elegir los imprescindibles. Más tarde la caza, los preparados especiales para Navidad…
De los 110 años de Solobuey, el que supuso un cambio más radical en la línea de negocio sin duda fue el 105, porque en 2017 apostamos por el negocio digital. ¿Quién le iba a decir a nuestro bisabuelo Santiago que algún día venderíamos la carne de los De Blas a golpe de clic desde solobuey.com? Pues aquí estamos, bisa… siguiendo tu legado, mirando hacia adelante, valientes como lo fuiste tú creando este negocio que nos da la vida, el pan y nos llena de orgullo a todos. Ah, y soplando 110 velas por ti. ¡Gracias!