De cotos, vedas y caza…
Está claro que estos términos nos suenan y van todos relacionados con la cinegética -nada que ver con las películas, no-; pero si lo más cerca que hemos estado de cazar es ponernos unos pantalones de camuflaje del Bershka o un polar marrón calentito de Decathlon, es posible que todo lo que sigue a estas líneas sea contenido nuevo -e interesante, ya veréis- para almacenar en nuestra cabecita, porque el saber no ocupa lugar y hay que quitarse los prejuicios con algunas prácticas como esta, que aunque algunos no lo crean, es un deporte. Sí, con sus normas, sus controles… y además sirve para regular el número de ejemplares y como ayuda inestimable para agricultores y ganaderos. Ah, otro detallito… ¡¿y lo que nos gusta un guiso de jabalí?!
Cierto que la caza tiene muchos detractores, pero no hemos venido a hablar de furtivos; hemos venido a contar -grosso modo, porque es un mundo muyyyy extenso- cómo funciona la caza mayor, menor o las medias vedas, estos días que empiezan a abundar platos con becadas, codornices o ciervo entre las sugerencias de los restaurantes. Recordemos que en España es un deporte regulado, sobre el que se realizan muchos concursos, muy estricto y para el que hay que tener en primer lugar, más de 14 años (o 16 en Galicia); licencia en vigor para cada provincia donde se practique (o una ‘licencia única’ para algunos territorios en conjunto); seguro de responsabilidad civil; seguro de daños propio -por si se nos escapa el seguro y nos agujereamos un pie…-; permiso de armas (de la que usemos, concretamente) o de cualquier otro elemento que utilicemos para cazar; permiso o tarjeta de afiliación al coto donde estemos; además de haber pasado un examen específico. ¿Tenemos todo en orden? ¡Pues al monte!
Antes de salir por la puerta hay que mirar el calendario, porque cada región publica puntualmente en su Boletín Oficial las condiciones específicas para no desmantelar el ecosistema. En ellos se detalla desde el día concreto que se abre y se cierra la veda para cada especie -además de los días de la semana que se puede cazar en ese periodo- hasta los cupos o el número de ejemplares que puede llevarse a casa un/a cazador/a en cada salida; o el de perros o hurones que les pueden acompañar; los metros a los que hay que estar para disparar a un blanco -cada animal tiene una distancia diferente-; el espacio en el que está permitido practicarlo… Seguro que en la letra pequeña viene hasta el color permitido para el outfit en 2020, pero por el momento no lo hemos encontrado. Se ve que se seguirán llevando el marrón, verde y gris para secano y el blanco para nieve. Hay webs especializadas -en caza, no en moda- que se lo curran mucho y hacen croquis la mar de prácticos y visuales.
Modalidades y tipos de caza
Todos hemos oído alguna vez los dos grandes tipos en los que se divide este deporte: caza mayor y menor -y no tiene nada que ver con haber cumplido los 18-. En España, en los primeros entran el jabalí, el ciervo, el gamo, el corzo, la cabra montés, muflón y el arruí, que es una especie de cabra nativa del Sáhara que empieza a ser muy popular en cotos de nuestro país. Cualquier animal susceptible de caza de tamaño más pequeño que un zorro (incluido) está dentro de la categoría ‘menor’, es decir, especies como conejo, liebre, codorniz, tórtolas y palomas, perdiz roja, becada, urraca, zorzal, estornino, faisán y ciertas aves acuáticas como la gaviota -no sé si nos apetece mucho comernos una de estas últimas… igual cuando nos roban el bocata en la playa en verano, sí-.
La veda es el tiempo en el que NO está permitido cazar, de ahí que se diga que ‘se abre’ cuando sí se puede… En el limbo, entre agosto y septiembre, existe la media veda, que es un periodo corto fuera de la temporada general en la que se permite abatir algunas especies migratorias como la paloma, la tórtola y la codorniz, y alguna que otra depredadora, conejos o córvidos. Es entre octubre y marzo cuando se concentran la mayor parte de permisos para la menor así como para el ciervo, el gamo o la cabra montés; y otras especies que se pueden cazar durante todo el año -aunque en días concretos y/o según la modalidad.
Porque sí, ahora vienen los tecnicismos, que hay que aprender de todo en esta vida. En el portal de Caza y pesca fluvial de la Región de Murcia hemos encontrado ¡hasta 22 modalidades! y además existen variaciones según las provincias. Tranquil@s, que solo hablaremos de las más relevantes. Por ejemplo: ‘en mano’ o ‘al salto’ -o a rabo cuando se lleva perros-; la caza de liebre con galgos, donde no se usa ningún arma de fuego y son los perros los que se lo curran; espera o aguardo en puesto fijo, que es uno de los métodos más utilizado para el jabalí por ejemplo, que se puede cazar durante todo el año por su superpoblación y prevención de daños en cosechas en algunas zonas.
Los conejos a veces se suelen perseguir con hurones, los zorros con perros… de hecho cada presa tiene un can más adecuado ya sea por el tamaño, la velocidad que alcanzan o el arrojo que le echan al bicho que tienen enfrente; y por lo general son animales de trabajo pero bien cuidados y queridos, aunque lamentablemente siempre hay excepciones desagradables…-.
El rececho seguramente sea una de las modalidades más difíciles, solo apta para pacientes… ya que consiste en buscar y esperar a la presa sigilosamente (con el viento en contra para que no te huela) normalmente a gran distancia, y siempre está supervisada por un guarda. Así se cazan los muflones, gamos, corzos, ciervos… Las monterías son cacerías colectivas con perros -a estas jaurías se las conoce como rehalas, por cierto- y/o batidores que levantan a las presas -siempre de caza mayor- y las conducen hacia la zona en la que se encuentran los predadores armados. Suelen concentrarse en otoño e invierno. Los ganchos y batidas son modalidades parecidas a las monterías pero se hacen en superficies menores; varía ligeramente el tipo de presa que se puede capturar en unas y otras; y la diferencia fundamental entre ellas es el número de puestos o personas que la componen: con menos de 20 es gancho, y con más es batida. Las rehalas suelen jugar un papel fundamental y ninguna de las dos está permitida entre marzo y agosto, ya que es época de nidificación y cría de otras especies y con los disparos nadie se concentra para incubar…
En España también está regulada como una de las modalidades la cetrería; y la caza con arco, con determinado tipo de flechas -según el animal que se trate de abatir-, que además son personales e intransferibles ya que van marcadas con el DNI de quien dispara. ¿Llevaría Robin Hood talladas las suyas?
Todas estas modalidades que hemos descubierto -y con las que saldríamos airosos en alguna pregunta trampa de Pasapalabra o Saber y Ganar- tienen muchas particularidades -como ya hemos dicho se marcan cupos, fechas concretas, horarios…- y muchas ayudan a que el granjero no se quede sin gallinas, que al horticultor no le destrocen la cosecha, y que de vez en cuando, en nuestros platos podamos disfrutar de carnes ‘salvajes’ exquisitas y con todas las garantías de seguridad. De hecho, pronto llegarán a nuestra tienda online y seréis los primeros en enteraros ¡porque habrá segunda entrega!
Fuentes: Real Federación Española de Caza, Federación extremeña de caza, Portal de caza y pesca fluvial de la Región de Murcia. Fotografías facilitadas por vecinos, el guarda y los cazadores del coto de Cudillero (Asturias).