Claves para comer carne con seguridad
Está claro que nos encanta la carne pero, ¿la cocinamos bien? A la hora de prepararla en casa, hay ciertos aspectos que debemos tener en cuenta y hoy os damos las claves para comerla con seguridad, que no se os escape ninguna. ¿Se lava la carne? ¿Cómo se descongela? ¿A qué temperatura se hace? ¡Coged papel y boli para el check-list!
Hace unos días, El Español nos dio una idea fabulosa para compartir con vosotros en un artículo que hoy diseccionamos un poco más… Nos contaban algunas de las claves para comer carne con seguridad de la mano de Gemma del Caño, especialista en Seguridad Alimentaria, I+D e Industria. Por aquí os dejamos parte de sus reflexiones.
La higiene
Lo primero es lo primero: una buena higiene es primordial para garantizar la seguridad en nuestra cocina. Y eso afecta a varios aspectos como la pulcritud de la encimera y la tabla; la bayeta esa a la que algunos podrían hasta ponerle nombre… y por supuesto, hay que lavarse bien las manos siempre antes de empezar a manipular cualquier alimento, sobre todo si acabáis de ir al baño o habéis estado jugando o acariciando a vuestras mascotas -por muy vuestras que sean, recordad que retozan por el parque, se tiran al suelo y se lavan mucho, sí, pero con la lengua-. Quizá suene algo extremo para cocinar en casa, pero se recomienda llevar el pelo recogido, las uñas cortas y sin ningún esmalte y quitarnos todas las pulseras, anillos… ya que la suciedad puede esconderse por ahí sin darnos cuenta. Esto en cocinas profesionales suele cumplirse siempre, claro. Ah, y algo que parece obvio pero a veces se pasa por alto: no masquéis chicle, estornudéis o cocinéis para otras personas si estáis enfermos.
Sobre la carne cruda
El steak-tartar, el carpaccio… ¡Todos somos fans! Pero hay que tener cuidado con este tipo de platos con carne cruda y marinada, ya que existe mayor riesgo de incremento de microorganismos que luego no pasarán por calor para ser destruidos… De esto ya os hablamos hace unos meses en nuestro tema ‘En crudo’ y los consejos que también daba Gemma del Caño en El Español para este caso son que pase el menor tiempo posible entre la tienda y tu nevera, para no romper la cadena de frío, y conservarlo por debajo de los 5º. Fácil, ¿no? Por eso es una ventaja que te lo llevemos a la puerta de casa, porque directamente lo puedes meter al frigo en cuanto abras la caja. Es importante hacer caso a la caducidad que marcamos en el envase. Habrás observado que por ejemplo nuestra carne picada (la hacemos a diario y bajo demanda) recomendamos consumirla en las siguientes 24 horas -o en su defecto congelarla directamente- porque como bien comentan en el artículo, “sólo por estar picada, ha sufrido más manipulación y tiene más superficie de contacto”.
¿Quién ha intentado lavar la carne?
Lo que más nos llamó la atención de este tema es que a alguien se le ocurriera la idea de lavar la carne, y de ahí que lo resalten. Una cosa es querer comer carne con seguridad, y otra amenazarla con el Mistol… Por favor, no se lo hagáis a ninguna de las nuestras -que nos da pena solo con pensarlo-, lo único que podéis conseguir es diseminar bacterias en caso de tenerlas y seguramente quitarle nutrientes y parte del sabor. Si la habéis dejado demasiado tiempo y no tiene buen aspecto, desechadla directamente antes de poneros enfermos, nada de ‘parches’ de agua. Otra cosa son las vísceras… el hígado, los riñones o el estómago, morro, patas y demás casquería sí que se lava, se remoja, se blanquea… son partes de los animales menos ‘nobles’, que están en contacto con el suelo, son filtros de orina, canales por donde va la comida rumiada… ¿a que eso sí queréis que reluzca para hincarle el diente? Bueno, a eso si queréis le dedicamos otro episodio; hasta entonces, a seguir sacándoles brillo a nuestras manos como hemos aprendido este año antes de cocinar, ¡pero solo a las manos!