Recibiendo el año por el mundo
Sin duda esta Nochevieja ha sido muy diferente a cualquiera que recordemos en el planeta: Times Square, la Ópera de Sidney, el London Eye y nuestra querida Puerta del Sol haciendo la cuenta atrás sin gente… Más allá de no poder salir a las calles, seguro que muchas de las costumbres de estas fechas se han seguido celebrando, aunque sea en petit comité, en núcleos familiares de 6, con un pie fuera de casa a partir de la medianoche, con allegados o por videollamada, algo de esto se ha seguido haciendo. Hoy, para inaugurar bien el año, repasamos algunas de las costumbres de los 5 continentes con el deseo de que dentro de 364 días podamos volver a celebrarlas a todo tren y brindando por haber superado este bache.
Las nuestras las tenemos claras, pero vamos a ponerlas sobre el papel para poder hacer la comparativa correctamente. Y es que la celebración de fin de año en España es como el parchís, cada familia tiene sus reglas y sus manías. Pero aparte de ciertos detalles que subsisten generación tras generación, la mayoría de los nacionales nos hemos comido las uvas delante de la tele después de una copiosa cena en la que los y las cocineras de cada casa se esmeran por sacar lo mejor de ellos. Nos encanta sacar platos y más platos y en general somos gente de costumbres: no falta el embutido, el marisco (en sus diferentes versiones dependiendo de los bolsillos), el cordero, el cochinillo… y este año seguro que habéis hecho un solomillo Wellington de infarto. Fuera de la parte culinaria y de la fiesta, nos gusta ver los programas musicales o jugar al bingo y a las cartas. También nos animamos a llevar ropa interior roja o a meter algo de oro en la copa de cava o champagne.
Sin embargo hay muchos países, casi continentes enteros, que no celebran fin de año el 31 de diciembre porque tienen calendarios diferentes al nuestro occidental. Tal es el caso de los países con religión musulmana, la mayoría de los africanos y también un largo listado de países asiático-pacífico-índicos. Vamos a descubrirlas:
América Latina
En toda Sudamérica se siguen diversas tradiciones que se repiten con ligeras variaciones a lo largo de todo el continente. La charla familiar previa a las 12 en la que se comenta el año pasado, los logros obtenidos y todo lo que se espera para el siguiente, se realiza en Venezuela o México. La tradición de dar una vuelta a la manzana con una maleta o similar se sigue en Cuba y también en Venezuela y México; con este acto se dice que así se harán viajes ese año. O dieron pocas en 2019, ¡o no sabemos qué ha podido pasar! Hay varios países también en los que se quema un muñeco realizado en diversos materiales, este muñeco simboliza al año ‘viejo’ y todo lo que se quiere olvidar, siguen esta costumbre los cubanos y los ecuatorianos, entre otros. La de cosas que habrán quemado de 2020… También en Cuba se tiran cubos de agua hacia fuera de las casas para que se vaya todo lo malo y se lanzan los llamados ‘voladores’ o fuegos artificiales, igual que en Puerto Rico, donde también les encantan los petardos. En Brasil, en fin de año -conocido también como Reveillon- las tradiciones pasan por disfrazarse y bañarse en la playa (los que la tengan a mano).
Las uvas -tradición española donde las haya- se han exportado hasta México, entre otros países. Normalmente se hace una cuenta atrás desde 10 como en Estados Unidos. También la ropa interior roja -y la versión amarilla para atraer el dinero-, ha llegado hasta los mexicanos.
En cuanto a la cocina tradicional de fin de año, en Venezuela se cena hallaca: una masa de harina de maíz sazonada con caldo de pollo y pigmentada con onoto o achiote, rellena normalmente con guiso de carne con aceitunas, uvas pasas, alcaparras, pimentón y cebolla, envueltas en hojas de plátano y atadas con cuerda y hervida en agua. También toman ensalada de gallina, pan de jamón y pernil. En Cuba cenan arroz congrí, cerdo asado y yuca con mojo. Los platos típicos de Puerto Rico son el arroz con gandules (lentejas), lechón asado a la varita (se ensarta en un palo y se asa al carbón en el suelo en una fogata) y pasteles navideños salados. Los mexicanos se atreven con muy diversas recetas, desde pavo relleno o lomo de cerdo, romeritos, que se parece mucho al romero que da olor, también los típicos tamales de mole rojo, verde o de dulce, el pozole y para beber ponche de tamarindo o de Jamaica.
Rusia y Europa del Este
Si viajamos hacia parajes un poco más fríos tenemos la tradición rusa de abrir los regalos el último día del año. Antes de 1699 el 31 de diciembre no era un día especial, fue el emperador Pedro I el que emitió un decreto que ordenaba que se festejara el Año Nuevo como en el resto de occidente. Además, la Navidad ortodoxa la celebran más tarde, el 7 de enero. Entre las tradiciones rusas es muy importante la elección y colocación del árbol (en el que se disponen los regalos), que se queda decorado hasta el 13 de enero -día en que se celebra en Rusia el ‘Antiguo Año Nuevo’-; y también se dice que hay que recibir el Año Nuevo con ropa nueva y que hay que devolver antes de la fiesta todas las deudas.
En cuanto a las comidas, la Nochevieja es conocida como la “noche generosa” en la cual se debe preparar abundante comida, como símbolo de prosperidad. Rusos y ucranianos preparan espectaculares y enormes ensaladas, por ejemplo la Olivier –conocida aquí precisamente como ensaladilla rusa- u otra llamada Shuba, una ensalada en ‘capas’ típica de esta fecha con pescado salado marinado, cebolla picada, patata cocida rallada y zanahoria, coronada con remolacha y mayonesa. También se realizan una gran variedad de canapés con caviar y Sproti (conserva de pescado); carne ahumada y variedades de chorizos ucranianos. Para los ucranianos es muy importante la tradición de ir a buscar el árbol de Navidad y en este día, se reparten los regalos a su alrededor, igual que en Rusia. Y la mesa con toda la comida se quedará durante el resto de la noche para ir ‘alimentando’ el estómago después de los bailes y amortiguando el vodka, que es con lo que empiezan la noche y a las 12 abren el champan.
En Rumanía son aficionados a los petardos y a los fuegos artificiales y los niños cantan de casa en casa los villancicos tradicionales y los mayores corresponden con dulces o dinero, una versión de nuestro aguinaldo. También existen pequeñas supersticiones: llevar mucho dinero en efectivo para que el próximo año no falte, hay que llevar algo nuevo, y las mujeres algo rojo para que dé buena suerte. Además, en el paso entre años hay que hacer mucho ruido porque se dice que ahuyenta a los malos espíritus.
Las antípodas
Son los primeros en despedirse del año y pasar al siguiente y para dar ejemplo, empiezan siempre con grandes castillos de fuegos artificiales en las principales ciudades que se retransmiten en todo el mundo. Los australianos plantean el 31 de diciembre como un día de celebración non stop. Van en familia a diferentes parques o a la playa y hacen picnic durante todo el día. Sobre las 21.00 h en los alrededores de la ópera de Sidney empiezan los fuegos artificiales para avisar y cuando se da paso al nuevo año hay aún más espectáculos de luces. Un detalle curioso y cuya estela sería interesante seguir aquí, es que media hora después todo el mundo limpia todo lo que ha dejado y se van a casa. Este año ni fiesta ni limpieza ☹ Esperemos que no se pierda ninguna de las dos para el próximo.
En cuanto a la comida, se trata de una cocina de picoteo y muy sana, es costumbre tomar de postre pudin de Navidad preparado con ciruelas. Pero hay que tener cuidado, ya que en su interior lleva oculta una pepita de oro. Quien encuentre la pepita dentro del pudin tendrá un año de suerte. Por otra parte tenemos la famosa tarta Pavlova: Australia y Nueva Zelanda se siguen disputando su autoría y se suele comer en Navidad, aunque la encontramos todo el año. Se trata de un nido de merengue cubierto de nata montada y fresas.
Japón
El Año Nuevo o shōgatsu es una de las fiestas más importantes en Japón, aunque es relativamente moderno ya que lo celebran desde 1873, año en el que dejaron de seguir el calendario chino. Antes del día 31 en todas las casas, escuelas, oficinas e incluso templos, se hace la ‘limpieza final’ llamada ōsōji, para eliminar toda la “suciedad” del año anterior y estar limpios para el nuevo año. Respecto a la cena, es común un plato especial de fideos con un caldo con soja y diversos ingredientes, denominado toshikoshi-soba. Cada casa tiene su propia receta y se dice que los fideos largos traen una vida longeva. También se prepara amazake o sake dulce en los santuarios y templos.
El nuevo año entra con el sonido de 108 campanadas en todos los templos de Japón, un acto simbólico que “expulsa” a los 108 pecados originales de la religión budista. Es entonces cuando mucha gente realiza lo que se conoce como hatsumōde, una visita a algún templo para pedir buena suerte para el año que entra.
Nosotros este año hemos tocado la 109, hemos hecho mucho ruido, quemado un muñeco de trapo y por supuesto nos hemos tomado nuestras 12 uvas de la suerte para que este 2021 recién estrenado se nos limpie de virus y desgracias.
¡Feliz y carnal Año Nuevo allá donde estéis!