Maridar ternera blanca
Retomamos el curso enológico con nuestra periodista de cabecera, Mara Sánchez, que en esta ocasión nos invita y enseña a maridar ternera blanca. Un manjar de lo más tierno y nutritivo que podéis encontrar directamente en nuestra tienda online. Solomillo, chuletas, escalope… ¿no os piden un rosado?
Ternera blanca, la apuesta suave
Incuestionables a día de hoy sus muchas bondades en comparación con su hermana mayor, la carne roja, me niego a recomendar una sobre la otra. Primero, porque no sería justo ni por supuesto acertado, y segundo, porque se complementan perfectamente. Se ha dicho ya muchas veces, en la mesura está el punto exacto porque una y otra aportan sus propiedades. Recordado esto, que no me parece poca cosa, a la exluvisva ternera blanca le resulta más fácil la conquista del paladar desde su ligereza de sabor, aromas y más fina y suave textura. Unas características que la hacen sin duda más popular. Y sin restar ninguno de los valores nutricionales que tiene la ternera para nuestra alimentación.
El apartado técnico
Conforme al etiquetado oficial que distingue la carne de vacuno, la ternera blanca (macho o hembra) es la que ha sido sacrificada con un tiempo máximo de ocho meses, cuyo peso oscila entre los 120 y los 150 kilos. Un periodo de vida durante el que el animal sólo ha sido alimentado con leche materna lo que condiciona su color, más rosadito que rojo intenso pues el contenido en mioglobina (*) es muy bajo.
(*) Responde a que la mioglobina se ocupa del almacenamiento de oxígeno en las células musculares. Por tanto, cuanto más activos son los músculos, necesitan más oxígeno y su contenido en mioglobina es mayor.
Como alimento es bajo en grasas pero rico en proteínas y con un sabor suave que lo hace atractivo para pequeños y mayores. Sencilla de preparar y de fácil digestión, es una carne muy versátil que ofrece resultados bien sabrosos gracias a su jugosidad y ternura. Asada, guisada, a la parrilla, a la plancha, estofada, al horno… porque dispone de piezas ideales para cada uno de estos preparados.
Y ahora, ¡a maridar!
Para acompañarlos, gracias a la sensación ‘cremosa’ que podemos percibir en el paladar, los vinos rosados se cuentan entre los elegidos. Y buscando la acidez (y frescura) que mejor les puede ir, opto por dos perfiles: un vino tranquilo y un espumoso. El primero de procedencia riojana y elaborado con garnacha de viñedos viejos en vaso, Flor de Muga 2020 (18,50 € aprox. Bodegas Muga); y el segundo, el cava del Penedès Vilarnau Brut Reserva Rosé Delicat Orgánico (13,90 € aprox. Cavas Vilarnau), con un 85% de garnacha y un 15% de pinot noir.
El rosado de Muga es un vino muy aromático, con notas cítricas, de frutas de hueso y de flores blancas. Luego, en boca es untuoso y con volumen gracias al contacto que tiene con las lías durante al menos cuatro meses, pero donde tampoco falta la acidez y una fresca persistencia. En cuanto al espumoso elegido, el rosado ecológico de Vilarnau (muy fino y elegante), ha pasado al menos 15 meses de crianza y combina aromas de frutos rojos con recuerdos de violetas y rosas, para después disfrutar de una boca cremosa, viva y fresca a la vez, con un paso que invita a repetir. Pero son solo dos de las muchas botellas rosadas e ideales para maridar ternera blanca que tenemos en el panorama vinícola patrio… ¡Anímate a probar!
Mara Sánchez
Periodista y crítica especializada en vinos