¡Clic al pato!
Sí, porque no te vamos a pedir que saques el reclamo ni te vayas a agazapar a ningún humedal… Si te gusta este manjar en cualquiera de sus versiones, solo tienes que hacer clic y te lo llevamos a casa. ¿Pero no sabes qué pedir? ¿Dudas entre micuit y foie para ponerle la guinda a ese plato? Pues vamos a intentar despejar todas esas incógnitas, aunque si te queda alguna, llámanos y terminamos de resolverlas.
Como ya te contamos hace tiempo, la raza de patos con la que se elaboran todos nuestros productos es la Mulard, muy cotizada por su alta calidad. Se trata de un cruce de pato común y Pekín que se utiliza tanto para carne como para foie y productos derivados como por ejemplo el jamón de pato (que por cierto tenemos de oferta en nuestra web) y que es ideal para tapear, como un embutido cualquiera, o bien para incorporar en ensaladas o incluso pizzas con rúcula e higos o dátiles… Experimenta, que seguro que acabas ‘inventando’ la receta de la cuarentena. Eso sí, si te animas con la pizza, no lo incorpores hasta el final, como las verduras. Tienes que hornear la masa por completo con los ingredientes que sí tengan que ser cocinados y al final le añades el jamón y lo que se te ocurra. Este manjar se elabora con la pechuga del ave curada, sazonada y secada de forma natural y nosotros lo envasamos en bandejas de 100 g al vacío.
Seguimos con los productos que no necesitan más tarea que abrir y saborear. El mousse de foie de canard es una emulsión hecha con hígado de pato (20%), hígado de ave, grasa de pato, agua, huevos, lactosa… pero que no lleva gluten, por cierto, y que viene elaborado y envasado desde Francia en una lata de 130 g listo para cortar en lonchas finitas y untar en pan tostado, o para enriquecer una salsa y que les de vueltas la cabeza a los comensales. ¿Habéis probado alguna vez a añadírselo al condimento de una pasta?
Pasamos al micuit, que si tienes un poco de oído para el francés, deducirás que significa ‘medio cocido’. Bien, pues se llama así porque es el hígado graso del pato pasteurizado (es decir, semicocido). No hay que cocinarlo, está envasado al vacío como una terrina y lo único que hay que hacer es sacarlo un ratito antes de consumir de la nevera y cortarlo en rodajas como de 2 cm de grosor. Y no, no se unta, que no es un paté. Se pone la lonchita sobre el pan y una mermelada de naranja amarga, o de frutas silvestres encima… y a comer. ¡Menuda cena!
Ahora nos vamos al muslo del pato para hablaros del confit, que como podréis imaginar se conserva confitado, es decir, cocido en su propia grasa a baja temperatura durante 3 o 4 horas y luego se envasa al vacío para su conservación. Este sí que hay que elaborarlo. La receta más habitual nos viene, lógicamente, de nuestro país vecino, y es el tradicional Confit de pato a la naranja. Y es que a esta ave, como ya estaréis comprobando, le van muy bien las frutas rojas o amargas… y también el vino o el chocolate. Para cocinar los muslos simplemente hay que hornearlos a 200º unos 8 o 10 minutos. Lo ideal es que la piel quede crujiente así que se le puede dar un toque de grill al final. Prometemos receta rica para hacer una salsa diferente en los próximos días.
El magret es, ni más ni menos, que la pechuga del pato cebado en crudo. Sí, tiene mucha grasa, pero por favor, ¡que ningún novato cometa el error de quitarle la piel! El truco para cocinar correctamente esta delicatesen está en hacerle unos cortes a esa piel -creando como rombitos- salarlo y ponerlo en la plancha, parrilla o sartén bien calientes ¡y sin aceite! por ese lado hasta que quede bien crujiente. Según va soltando grasa la vamos retirando pero no le damos la vuelta hasta que no esté bien dorada, al menos unos 10 o 12 minutos después. Cuando esté lista esa cara, le damos la vuelta y ponemos la carne en contacto directo con el calor otros 4 o 5 minutos como máximo. Por dentro ha de estar rosadito y se puede acompañar simplemente por unas chalotas confitadas, unas patatas fritas, una salsa de arándanos o peras al vino por ejemplo.
Y terminamos con la crème de la crème en lo que a piezas de pato se refiere: el foie, que es un producto fresco -con una caducidad de unos 15 días- y que hay que cocinar en plancha o sartén para su consumo. Se trata del hígado limpio de un ave cebado con maíz. Tiene un sabor muy intenso por lo que la mejor forma de consumirlo es en lonchas no demasiado gruesas, ligeramente pasadas por la plancha y o bien sobre una tosta de pan o dándole el toque deluxe a una hamburguesa o cualquier carne potente, sobre unas legumbres, unas alcachofas… ¿Se te ocurre alguna forma mejor de saborear la Provenza desde tu casa? ¡Pues cuéntanos cómo haces tú cualquiera de estos productos!