Sabemos que los planes caseros son los protagonistas indiscutibles durante el invierno: desde maratones de Netflix hasta juegos de mesa u horas de lectura bajo una manta… Pues hoy te proponemos un plan para romper la rutina de una manera deliciosa: ¡hacer una cata de queso y vino en casa! Y te dejamos las claves para que saques a relucir tu lado más gourmet y te conviertas en el anfitrión estrella. ¡Ya puedes ir apuntándolas!

Una cata de queso y vino, además de juntar dos de las cosas que más nos gustan en este mundo, es la oportunidad perfecta para divertirnos con nuestros amigos y familia de una forma diferente o también para tener una cita romántica e íntima con esa persona especial. Y lo mejor de todo es que gracias a la amplia variedad de ambos que tenemos en el mercado -y en nuestra web concretamente de la parte sólida- hacer una buena degustación maridada en casa es más fácil que nunca.

Pero, antes de meternos en el meollo y seleccionar todos los productos que vamos a necesitar, es importante dejar claro el concepto de maridaje. Según la RAE, este término hace referencia al “enlace, unión y conformidad de los casados”. Aunque cuando hablamos de gastronomía hay que ajustar un poco este concepto, ¿verdad? Y es que, en este mundillo, el maridaje se refiere a “la armonización de sabores entre alimentos y bebidas, especialmente vinos, con el fin de realzar y complementar los aromas y sabores de ambos, resultando en una experiencia gastronómica más completa y satisfactoria”.

Empezamos por los apuntes más básicos

Cuando nos pongamos manos a la obra con la planificación de nuestra cata, es muy importante tener en cuenta algunos principios básicos. En este artículo de Black de Noirs, afirman que uno de los más importantes es el contraste entre sabores. Para lograrlo, podemos combinar quesos fuertes con vinos dulces o afrutados para crear un equilibrio perfecto. Por ejemplo, un queso azul potente puede realzar las notas de un vino dulce como el Sauternes. Eso sí, es importante reservar los quesos más fuertes para el final, para que su sabor no eclipse a los más suaves.

A la hora de emparejar quesos y vinos también es importante tener en cuenta las texturas. Los quesos cremosos, como el Camembert o el Brie, se complementan bien con vinos espumosos, mientras que los quesos duros, como el Parmesano, encuentran su pareja perfecta en vinos tintos robustos, como los elaborados con uva cabernet sauvignon.

En resumen, y hablando en términos generales, los vinos blancos suelen complementar bien los quesos suaves y cremosos. Por otro lado, los tintos ligeros son ideales para quesos semiduros, mientras que los tintos robustos realzan los sabores de quesos duros y envejecidos.

¡Y atención! Porque hay quienes dicen también que seguir las tradiciones regionales sirve para conseguir un maridaje perfecto, ya que normalmente los productos de una misma zona suelen complementarse bien entre sí. ¿Creéis que es verdad? Si os interesa este tema, en la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación podéis conocer las Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas que tenemos en España, por Comunidad Autónoma y tipo de producto.

Empezamos con nuestra cata de queso y vino particular

Ya hemos visto que en las catas existen ciertos consejos que nos ayudan a hacer que la experiencia salga redonda. Pero ya sabemos que para gustos colores. ¡Cada uno sabe lo que le va! Nosotros, para ahorraros tiempo y esfuerzo, os damos algunas ideas con quesos de nuestra tienda online y vinos españoles que nos consta que les quedan genial y que podéis encontrar en los lineales de los supermercados. ¿Empezamos?

Recordamos que los quesos con sabores fuertes, como nuestro Cabrales, u otro azul más fino como es La Peral, maridan bien con vinos suaves. Por eso podemos acompañarlos con Finca La Colina Dressage, un blanco de guarda elaborado con uva verdejo de la bodega vallisoletana Vinos Sanz. De esta misma bodega, la etiqueta La Chalada, un vino semidulce de aguja fina que pide beberse muy frío, puede hacer match con nuestro Camembert de leche cruda, muy cremoso y blandito. ¿Y con que acompañaríamos por ejemplo el Parmesano Grana Padano? En este caso nosotros nos quedamos con un vino de Madrid: Sanz La Capital Roble, un tinto con una crianza en barricas de roble francés y americano.

A un queso serio como nuestro Manchego artesano curado le quedan fenomenal dos de las referencias de la nueva gama Salgüero de Pradorey, el tinto y el rosado, este último un vino de guarda elaborado con uva tempranillo, merlot y un punto de albillo mayor que aporta frescura a un zumo con una crianza larguísima.

Por su parte el semicurado Zamorano, marida de 10 con otra etiqueta que representa a la perfección la D.O. Ribera del Duero, como es Adaro, en honor al fundador de la bodega Pradorey, un vino con 15 meses en barrica de roble. Si queremos algo más frutal y desenfadado podríamos elegir Sr. Niño, 100% tempranillo e incluso un rosado ecológico como Lía.

¿Qué acompañamientos escoger para una cata de queso y vino?

Aquí tienes otro consejo importante: no limites la degustación al queso y el vino. La experiencia de maridaje en casa se enriquece aún más cuando incorporas otros sabores complementarios como te contábamos en este post. Puedes incluir una variedad de panes, picos y galletas, así como una amplia selección de frutos secos como pistachos, nueces, almendras, dátiles, pasas, higos y más. Además, algunos tipos de quesos prácticamente te invitan a acompañarlos con mermeladas o compotas. Por ejemplo, el Brie, el Camembert, el queso de cabra o el queso de oveja. Y lo mejor es que puedes elegir los sabores adaptándote a tus propios gustos ¡Porque será por opciones! Desde mermeladas de fresa, frutos del bosque o naranja hasta salsas de tomate o cebolla.

Por cierto, si sale bien, repites y al final os acabáis reuniendo unos cuantos y la cata se convierte en un acontecimiento social, podéis hacer un menú quesero completo e ir maridando cada plato con alguno de los vinos que os hemos recomendado. ¿Quién se anima?