Quesos y cerveza, riquísima pareja

Quesos y cerveza, riquísima pareja

Hace un par de meses os recomendamos una serie de ingredientes con los que combinar los diferentes quesos… y cuando pasamos a la parte líquida, nos dimos cuenta de que, pese a que lo tradicional es maridarlo con vino, había muuuucho que aprender en el terreno cervecero. De modo que pasada la primera resaca, vamos a ver si nos cunde la lección o a la tercera jarra ya no distinguimos los lácteos de la tabla. ¡Deseadnos suerte!

No nos estamos inventando nada nuevo… hay infinidad de información sobre el maridaje de estos dos ingredientes que al parecer tienen más en común de lo que pensamos, ¡y por eso se llevan tan bien! Y es que los dos son fermentados que pueden tener en común levaduras, matices, sabores y aromas que casan a la perfección. La infinidad de variedades, fermentados, ahumados, etc., que puede tener una cerveza es prácticamente tan amplia como la de las uvas con sus tipos, crianza, barricas… pero al ser generalmente más amarga que ácida, enmascara menos el sabor y dicen que la carbonatación permite que el paladar capte mejor el sabor de cualquier otro alimento. Y como hoy también nos fiamos de paladares expertos, quede dicho que aquí, tampoco vale todo. Cada oveja tiene su pareja (y cada vaca, cabra, búfala…), aunque según los cerveceros, a quien más fácil es buscarle ‘novia’ es a los de vaca y no demasiado curados.

Los tiernos, de pasta blanda o semiblanda como el Camembert, nuestro Puro de cabra gourmet, o goudas poco envejecidos, van genial con las pilsen o de baja fermentación, ya que también son suaves, con cierto toque dulce que es perfecto para neutralizar la grasa y acidez del queso. Tal y como ocurre con el vino, cuanto más fuerte sea el queso, más fuerte puede ser el ‘líquido conductor’… Según empezamos a entrar en terreno de curados/ahumados, nos van pidiendo lager fuertes, ale intensas -que son de fermentación más alta- o bock alemanas -más dulces pero también con más graduación alcohólica, cuidadito…- y se atreven con quesos de oveja como el Idiazabal, mixtos como el ahumado de Pría o la deliciosa Scamorza italiana, éste último con leche de vaca. Por su parte las IPA, algo más amargas, toleran los más añejos, tipo cheddar, Grana Padano, o ¿por qué no?, un buen manchego artesano.

Queso Manchego artesano curado D.O.

Si tenemos entre manos una ale americana por ejemplo, que suelen caracterizarse por ser más aromáticas, afrutadas o florales, sepamos que maridan genial con quesos suaves como el Mascarpone o el Brie. Y si nos vamos a las de estilo porter, que usan malta de cebada tostada y son negras o muy oscuras, con notas de café o cacao y recuerdos frutales, encontraremos el aliado perfecto en un Gruyere, un Comté añejo e incluso un Provolone con alta curación. Sin salir de las negras, para sacarle todo el partido a los azules potentes como el Cabrales están las stout (mejor las más dulces de este tipo), densas, cremosas y con bastante alcohol, aunque cualquier cerveza negra es buena compañera.

Queso Cabrales D.O.P.

Ah, y una última recomendación de los que saben: por muy rica que esté y lo bien que entre fresquita en verano con unas olivitas, para disfrutarlas de verdad, no deberíamos consumirlas por debajo de los 5ºC. A much@s les costará aceptarlo, pero lo agradecerán después de unas cuantas pintas. ¡Prost!

Fuente de inspiración y consulta: www.thebeertimes.com

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