Aperitivos para acompañar el vermut
En España hay costumbres que son consideradas casi sagradas, y la hora del aperitivo es una de nuestras favoritas. Reunirse con amigos, ya sea en el bar o en casa, para tomar un buen vermut es uno de esos gustazos que podríamos repetir día sí, día también. En esos momentos de encuentro tampoco puede faltar algo de picar. Por eso, hoy vamos a hablar de esos bocados que complementan a la perfección el sabor del vino macerado, para que solo os quede elegir el que más os apetezca.
Pocas cosas simbolizan más la hora del aperitivo que el vermut. Este vino, macerado con una extensa variedad de hierbas y botánicos, es para muchos el mejor aliado para esos encuentros con amigos los mediodías del fin de semana. Aunque también es verdad que cada vez son más los que eligen el vermut para otros muchos momentos más allá de este horario. Y es que no se puede negar que… ¡está de moda! Y no es precisamente una bebida reciente, la realidad es que su historia es bastante larga. ¿La conoces?
¿De dónde viene el vermut?
Como nos cuentan múltiples libros y artículos, como este de GQ, el origen del vermut se remonta a la Grecia Clásica -aunque los hay que lo sitúan en el antiguo Egipto-, cuando a Hipócrates, el padre de la medicina, se le ocurrió macerar en vino flores de ajenjo y hojas de díctamo. Su objetivo no era potenciar su sabor, sino aliviar los dolores estomacales de la época, pero está claro que el invento caló.
Con el paso del tiempo, la receta del vermut empezó a extenderse, llegando a Italia durante la Edad Media. Y fue en Turín, a mediados del siglo XVIII, donde se produjo la primera versión moderna de esta bebida gracias al ingenio del farmacéutico Antonio Benedetto Carpano, quien a la mezcla de hierbas y especias añadió azúcar. Y voilà, nació una de las bebidas más populares del Mediterráneo.
En España, el vermut encontró hogar a partir del siglo XIX, especialmente en Cataluña, donde se establecieron numerosas bodegas que transformaron sus fábricas de aguardiente y pasaron a producir sus propias variedades. De hecho, Reus es conocida como Capital del Vermut desde 1892. A partir de ese momento, se convirtió en una parte esencial de la cultura española…
Los tipos: rojo, blanco, rosado… ¿naranja?
El mundo del vermut es tan variado como apasionante. Y es que existen diferentes tipos, cada uno con su propia personalidad y carácter. Algunos de los más destacados son:
- Vermut rojo: Es la versión clásica y más popular. Su tonalidad rojiza y su equilibrio entre dulzura y amargor lo distinguen. Perfecto para degustarlo solo, con hielo o en cócteles como el Negroni.
- Vermut blanco: es el tipo de vermut más seco y ligero, con un sabor suave y aromas herbales y cítricos.
- Vermut rosado: Es una opción muy versátil y refrescante, con sabores a frutas como la fresa, la frambuesa o la cereza.
- Vermut naranja: Hay marcas como el madrileño Bocamanga que lo crean a partir de uvas de variedades como la Airén y los botánicos correspondientes infusionados en naranja fresca o en su piel, por lo que suelen ser más cítricos, frescos y aromáticos.
- Vermut seco: Es más amargo que el rojo y se utiliza sobre todo en coctelería.
Los mejores aperitivos para el vermut
Es difícil pensar en un vermut bien frío sin unas patatas fritas o unas aceitunas de acompañamiento, ¿verdad? Pero más allá de estos clásicos del aperitivo, existen otros bocados que también combinan maravillosamente con la bebida aromática, como los frutos secos. Un clásico que nunca falla son las almendras saladas o las marconas, ligeramente tostadas y con un toque de romero, que complementan a la perfección la complejidad del vermut. Las nueces, con su textura crujiente y sabor ligeramente amargo, también son una excelente opción.
No podemos dejar de lado los encurtidos, como los pepinillos, cebollitas o guindillas, que, con su punto de vinagre, aportan un contrapunto refrescante y ligeramente picante que limpia el paladar y anima a seguir probando vermuts. Aquellos que busquen algo más sustancioso, las conservas ofrecen una variedad casi infinita de opciones: desde los mejillones en escabeche, pasando por las sardinas en aceite de oliva, hasta llegar a las anchoas del Cantábrico. Los embutidos son otra opción que no puede faltar. Por ejemplo, nuestro jamón y chorizo de cebo tienen un sabor ahumado y salado que complementa bien con las notas herbales del vermut. Para los amantes del queso, el manchego es uno de los más populares de nuestro país y es ideal para acompañar el vermut. Además, se puede añadir un poco de membrillo a la ecuación para darle un toque dulce, especialmente si estamos tomando vermuts secos. Con los dulces combinan fenomenal los azules como el asturiano de La Peral.
Si queremos servir algo más elaborado, se puede optar por preparar unas tostas con diferentes productos, por ejemplo, con nuestra mousse de foie de canard y frutos rojos; queso Camembert con nueces; o bacalao ahumado con AOVE y pimentón. ¿Y que nos decís de unas croquetas caseras? Podéis hacerlas de jamón -os dejamos una receta por aquí para que toméis nota- o de otros sabores más originales.
Está claro que hay muchos sabores que combinan con el vermut, la clave está en experimentar y encontrar la combinación que más te guste. Ya has visto que muchos los puedes encontrar en esta misma tienda online. ¿Con qué te apetece hoy? Importante, ¡no te olvides de brindar!