Comer con los 5 sentidos

Comer con los 5 sentidos

La gastronomía contemporánea va mucho más allá de ‘simplemente alimentarnos’. Cada vez nos dejamos llevar más por sensaciones al preparar y disfrutar de un buen menú. Pero no nos referimos únicamente al gusto o al olfato; es importante comer con los 5 sentidos -aunque algunos parezcan más relevantes que otros- porque cada uno de ellos suma y mejora notablemente esa necesidad básica.

Hoy, en lugar de hablar del producto, vamos a enfocarnos en las sensaciones, en aprender a comer con los 5 sentidos y en lo que eso nos provoca… La evolución de los alimentos y las técnicas que usamos al cocinar determinan aspectos como la textura, el color, el olor o el sabor que luego percibirán nuestros sentidos, lo que hará que el momento de comer sea más o menos placentero. Desde la apariencia de una buena carne roja fresca por ejemplo, que cautiva a la vista, hasta los aromas cuando empieza a cocinarse, con los que se nos hace la boca agua, pasando por las texturas y sabores que deleitan nuestro paladar, sin olvidar los sonidos que acompañan cada mordisco o su cocinado. La comida va mucho más allá, ¡te lo contamos!

Los que sabes que usas…

Amor a primera VISTA: Cuando elegimos lo que nos vamos a comer, ya sea carne, pescado, verduras o el dulce más goloso, la vista es nuestro primer juez. Una buena presentación puede hacer que directamente nos ‘entre por los ojos’. Si nos ponemos un poco técnicos, el color de los alimentos no solo es atractivo, sino que también nos da información sobre sus propiedades nutritivas y organolépticas…­ Por ejemplo, el rojo de un solomillo de vaca vieja indica que tiene antioxidantes, y de un queso como el Manchego artesano curado DOP sabemos por el color -y obviamente por su textura- que lleva al menos un par de meses de maduración. También se recomienda combinar platos con variedad cromática para una dieta equilibrada y saludable. Así, la vista no solo despierta el apetito, sino que también nos guía hacia elecciones alimenticias más conscientes y nutritivas.

Solomillo de vaca

OLFATO, el mensajero de los sabores: Se dice que el olfato es el sentido con más memoria, capaz de transportarnos a momentos especiales con solo un aroma. Es el que nos hace recordar las croquetas de jamón de la abuela, aunque haga años que no las comamos; el cocido madrileño en casa de mamá; o el olor del humo de una barbacoa. Aunque pueda parecer curioso, gran parte de lo que consideramos ‘sabor’ proviene en realidad del olfato; al oler la comida, activamos el sentido del gusto. La información que nos proporciona el olor nos ayuda a identificar un pescado fresco, una buena hierba aromática, o incluso a ponernos en alerta si un alimento está en mal estado o se está quemando. ¿Sabías que la mayoría de los animales detectan a través de este sentido si deben o no comerse un alimento? A algunos también les alertan los colores, y es por eso que no verás a muchos animales silvestres equivocándose de seta o de baya… Las aves identifican el amargo, los perros saben cuándo algo está en descomposición, y por supuesto, aprenden si una vez algo les sienta mal y no repiten…

Con mucho GUSTO, el placer en tu boca: El gusto es el sentido fundamental, el más implicado a la hora de comer. Puede evocar recuerdos y emociones, ¡e incluso cambiar nuestro estado de ánimo! Un mal día se puede arreglar con la conocida como ‘happy food’, esos platos que sabes que ‘te mereces’ para cerrar la jornada, porque gustativamente te hacen feliz. Hablamos de una jugosa hamburguesa o unos Nuggets de pollo con patatas. Ya lo sentimos, pero tratándose de comer con los 5 sentidos y disfrutarlo, lo cierto es que las judías verdes o el brócoli no siempre tienen ese efecto ‘sanador’… Además, al cocinar utilizamos el gusto para equilibrar los sabores y crear una armonía perfecta donde todos los ingredientes se complementen y destaquen, e igual que el olfato, el gusto nos permite reconocer aquellos productos en mal estado. Si dudas, ¡prueba un poco antes de echarlo al puchero! Mejor desechar algo que no está totalmente fresco antes que ponerse malo o estropear el resto del sofrito, por ejemplo. Si quieres más consejos para conservar los alimentos en buen estado, te dejamos por aquí un post muy útil para el verano, y este otro sobre la higiene de la carne en general.

Para comer con los 5 sentidos también nos hacen falta tocar y escuchar

TACTO, la textura complementa y es sexy: El sentido del tacto no se limita a cómo se siente la comida cuando nos la llevamos a la boca, sino también en la experiencia táctil de cocinar, sazonar y preparar. Por un lado, hay elaboraciones en las que el tacto es necesario como a la hora de hacer un pan o un bizcocho para ver en que estado está la masa, o controlar la temperatura y saber si una carne está lista para asar o no. La textura es una parte fundamental a la hora de comer, la sensación de cremosidad, suavidad, ternura o viscosidad en ciertos platos contribuye al disfrute ¡o no! Normalmente es por esta por la que mucha gente rechaza la casquería o las ostras… Por otro lado, muchas veces comer unas costillas o unas alitas con salsa barbacoa con las manos es más satisfactorio, -además, da la casualidad que todos los alimentos que se dice que son afrodisiacos, se comen con las manos-.

niña comiendo sandía

OÍDO, la música de la cocina: Aunque es menos evidente, el oído también juega un papel importante a la hora de comer. Evoca emociones y en ocasiones incluso genera necesidad, como el phsss de un refresco recién abierto, una chapa de cerveza o el corcho de un vino. Y… ¿a qué no es lo mismo cuando escuchamos el crujir de un torrezno bien hecho a cuando todavía no lo está? ¿O de una lechuga fresca recién cortada? ¡Se nota que están ‘vivas’! ¿Y acaso el crepitar de las brasas no es el mejor ASMR culinario que te puedes echar al oído? 😉Incluso hay un estudio que revela que según el ambiente y lo que estemos escuchando, el sabor de lo que comemos es de una forma u otra.

 

La experiencia de comer con los 5 sentidos es muy diferente a si no lo hacemos conscientemente, aunque estén casi siempre involucrados… Sin duda mejora ese momento y nos hace más disfrutones. Esfuérzate por servir el plato bonito, colorido, ordenado; detente un momento y huele siempre ese bocado antes de metértelo en la boca; disfruta de la explosión de sabores, identifícalos en cada zona de la lengua y el paladar; siente la textura de los ingredientes antes de tragar; e incluso los sonidos que acompañan a cada mordisco… La comida de hoy, te va a saber diferente, estamos seguros… y probablemente te haga un poco mejor el día.

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